Erase, hace un tiempo en Chichicuahutla, Puebla un niño que vivía ahí, lo había
mandado, su papa el cual era pastor, a cuidar ovejas.
Entonces como el niño no sabía donde pastorear a las ovejas recorrió por un buen rato un camino el cual lo llevo a una laguna. El niño observó muy bien que hubiera pasto para las ovejas y cerca de laguna vio gran cantidad de pasto y el niño decidió llevar a las ovejas a ese lugar.
Paso un buen rato y el niño empezó a escuchar a mucha gente gritando como si hubiera una gran fiesta o pachanga. En ese momento el niño observó hacia la laguna, y empezó a observar que dentro de la laguna había una ciudad, el niño no aguanto la curiosidad y entro pero al momento de entrar sintió como si hubiera pasado a otra dimensión.
Se hiso de noche y el papa se preocupo y se fue corriendo a buscarlo, y como no lo
encontraba se desespero y fue directito a la policía. Entonces el señor les explico lo que había pasado, pues al oír eso, la policía puso carteles con la foto del niño, anunciaron en la televisión y pidieron ayuda.
Al día siguiente el papa encontró el rebaño cerca de la laguna, pero no estaba el niño. Pasaron días y días y el niño no aparecía y todos dijeron que se había ahogado y lo dieron por muerto.
Paso un año y el niño salió de la laguna y observó que el rebaño no estaba, y se dirigió a su casa triste. Llego a su casa y vio a su papa haciendo de comer y el niño le dijo con mucha tristeza que se habían escapado las ovejas, el papá al verlo empezó a llorar por felicidad de que su hijo había vuelto, el niño a ver que su papa lloraba le pregunto porque lloraba y su papa le respondió que había pasado un año que él estaba desaparecido, pero el niño dijo que eso no era posible porque él se había tardado un día en una fiesta. El papa llorando le decía que no que había pasado un año, el niño le dijo que no y lo jalo de la mano y lo llevo a la laguna, pero cuando llegaron a la laguna todo estaba normal y el niño le decía que él había entrado a la laguna y observo una hermosa ciudad, que tenia fuentes de oro, casas de oro e iglesias de diamante, y que en esa ciudad y había una gran fiesta pero su papa no le creyó y lo abrasaba con fuerza porque estaba feliz de que su hijo volviera.
Después de esto el papa no lo dejaba ir solo a pastorear a las ovejas y él lo acompañaba, pero el niño seguía oyendo como gritaba la gente de festejo pero su papa no lo escuchaba.
Autor: Jesús Alfredo Retureta Silvestre
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